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lunes, 27 de abril de 2020

PUAJJJ- LAURA DEVETACH

Aquella mañana la tía Sidonia se despertó, corrió al baño a pasarse los dedos
mojados sobre los ojos y cuando se miró al espejo, dijo:
– ¡Puajjj!
Después se lavó los dientes moviendo mucho el codo así y así y al terminar, dijo:
-¡Puajjj!
Cuando se sentó delante de su mate dulce dijo:
-¡Puajjj!
Y la vaca Mumuñonga que la estaba mirando por la ventana, comentó mientras
rumiaba:
– ¡Qué cosa, la tía Sidonia tiene ¡puajjj! Esta completamente espuajada.
Arte de ilustración: Nancy Brajer
Y se fue a contárselo al gallito Quiquiripúm que entonaba sus quiquiriquíes sobre
el techo, para hacer salir al sol.
– ¡Qué barbaridad! – dijo el gallito. una persona espuajada es peor que una
persona con hipo, hay que sacárselo.
Mientras tanto, la tía Sidonia daba vueltas por el campito haciendo ¡puajjj! frente
a todo lo que se le cruzaba: el maizal que agitaba sus hojas de cintas, el chanchito
rosado que mamaba, las campanillas azules que zumbaban porque tenían una
abeja de pensionista.
Y hasta cuando vio un grano de maíz amarillo, panzonzito y de naríz blanca, en
lugar de decir ¡qué grano tan pipu!, dijo ¡puajjj! Era el colmo.
Los animales empezaron a preocuparse porque el ¡puajjj! es tan contagioso como
el bostezo.
– Hay que sacarle el ¡puajjj! a tía Sidonia -dijo gallina Cocorilila.
Y empezó un verdadero congreso con todo bicho que caminaba por el campito,
para tratar el problema de una tía espuajada.
Los animales hablaron, consideraron, discutieron, pelearon y votaron.
¿Cómo votaron?
Metiendo cada uno una hojita en el nido de la gallina. Y todos ganaron, porque
decidieron hacer lo mismo
Cuando tía Sidonia llegó a su casa no entendió muy bien lo que pasaba. Encontró
a todos los animales uno arriba del otro.
Claro que el pato estaba sobre la vaca y no al revés. Y el gorrión sobre la gallina y
no al revés.
Tía Sidonia quedó un poco sorprendida y se acercó a los animales apilados.
Mirándolos a todos con la mirada panorámica les dijo:
– ¡Puaaaj!
Y entonces gallina Cocorilila, que estaba sobre el perro y debajo del gorrión,
contestó:
– ¡Guau guau!
Y el perro Garufa cacareó feliz, como si hubiera puesto un huevo.
Y el gallo Quiquiripúm dijo:
-¡Muuu!
Y la vaca Mumuñonga cantó un quiquiriquí como para hacer salir tres soles.
Y el pato pió como el gorrión Jorgelino.
Y el gorrión hizo un cuac cuac finito, finito.
Arte de ilustración: Nancy Brajer
Tía Sidonia no podía creer lo que estaba oyendo. Las cejas se le volaron un poco
para arriba, revoleó los ojos, abrió la boca, y sacudiendo la cabeza gritó:
– ¡Tururú! ¿Qué es eso de andar diciendo un grito por otro? ¡A ver, cada bicho con
su grito!
Los animales se miraron de reojos, sonrieron como sonríen los animales, que a
veces es con la cola, hamacaron de un suspiro el maizal y cada cual en su idioma
dijo:
– ¡Puajjj! ¡Hemos vuelto a la normalidad!

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